ALGUNAS DE CAL Y OTRAS DE ARENA
Días pasados, cansada como muchos de tanta lluvia, apenas despejó lo suficiente, salí a dar una vuelta en mi bicicleta, craso error...estuve a punto de caerme en el barro varias veces, jugué a patinar en las calles donde hay arreglos con brosa, debido al agua acumulada de lado a lado en una calle terminé bajándome en medio de un bache bien amplio y...bueno, convengamos que el paseo me devolvió a casa muy lejos del buen humor con el que pensaba regresar.
Usted dirá,"pero bueno, que quiere también salir en bicicleta después de tanta lluvia" y hasta podría tener razón, pero tal vez no, si las calles, los desagües pluviales, las canaletas y demás distribuidoras del agua producto de las precipitaciones estuvieran convenientemente preparadas para ellas.
Cierto es, que hay que lidiar con tanta lluvia junta, que lava los arreglos realizados a las calles, que rebalsa las canaletas y hace colapsar todo lo que no está preparado para su fuerza.
No debe ser tarea fácil, salir a reparar todo lo dañado, socorrer a los vecinos damnificados, planificar distribución de trabajos ante una larga lista de cosas por hacer.
Es comprensible, pero esas, están entre las tantas otras tareas que implican una administración municipal.
Me dio "no sé qué" ver a vecinos y turistas por la zona del Balneario Norte, chapoteando barro con los gurises en brazos, los autos a menos de paso de hombre esquivando un bache para caer en otros tres, escuchando malas palabras varias y rezongos.
Algo hay que hacer con las calles, es la frase más escuchada por donde transite, y no es una crítica, es el deseo colectivo de encontrar la manera de solucionar el tema que viene de años y continúa de a ratos peor por el lógico paso del tiempo y el uso.
Algo hay que hacer, durante el año, algo que soporte las lluvias torrenciales, el aumento del parque automotor y por lo tanto del tránsito, el paso necesario y aumentado de los camiones que prestan servicios. Algo hay que hacer para que durante la temporada no se sumen a las lluvias, las calles cortadas, los pozos producto de la tierra arrasada por el agua, y la cantidad de carteles de prevención (que deben estar para cuidarnos) haciendo parecer a Colón en total reparación.
Algo hay que hacer, seguro.
Hay que hacerlo para el turismo que nos visita, claro. Hay que hacerlo porque venir a Colón no es barato, todo está cotizado en precios altos, desde el alojamiento a la comida, los recuerdos que pueden llevarse, los espectáculos que puedan verse...en fin, Colón se vende como ciudad turística y como tal se cobra.
Pero hay que hacer de tal manera que lo que se cobra esté de acuerdo con lo que se ofrece.
Y algo hay que hacer, para los que vivimos y elegimos cada día continuar viviendo en esta magnífica ciudad, que pagamos los mismos precios que el turista, transitamos las mismas calles, consumimos parecidos servicios...sólo que por más tiempo.
Sin embargo, la gente buscaba su modo de divertirse igual, de pasarla bien, a pesar de todo, encontrando siempre en esta hermosa ciudad el pretexto indicado para rescatarla, cueste lo que cueste, porque lo merece.
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