AYER ESTUVIMOS DE CUMPLEAÑOS
Y no hay otra forma de decirlo, al menos para nosotros, porque lo que vimos y vivimos fue un cumpleaños familiar, un festejo propio, con las características de lo hecho en casa.
Hasta el clima decidió aportar lo suyo y si bien las lluvias estuvieron presentes el día anterior, el 12 de abril fue un día espléndido, de sol que entibia, de temperatura justa y agradable. Que podríamos decir de nuestro río Uruguay, él sabe muy bien como estar majestuoso más allá de un festejo, pero la verdad, lucía hermoso haciendo de marco imponente al desfile que se realizaría por la Costanera. Tenemos tanto para contar. El palco oficial de espaldas al río contenía a toda la plana mayor, como solemos decir entre nosotros. Funcionarios provinciales, regionales y locales, acompañaron al Intendente de Colón y lo saludaron luego del discurso que pronunciara emocionado. Después lo hizo el Gobernador, recurriendo a historias cotidianas compartidas con vecinos y por suerte un tiempo prudente dedicado a las consabidas palabras sobre la gestión, las que por otra parte no pueden faltar. Después llegó el tiempo de los locutores y la apertura del desfile. Jardines de infantes, escuelas primarias y secundarias de la zona, aplaudidas por la gente, luciendo orgullosas banderas y estandartes con sus nombres. Todo el reconocimiento y el aplauso para las escuelas especiales y el tremendo trabajo que realizan cotidianamente. Y el teatro, la danza, el deporte, caminando, diciendo de esfuerzos que ayer no vimos pero que todos conocemos. En una esquina y a la vista de todos, asambleístas sosteniendo el cartel, recordando la necesidad de todos los días de cuidar la naturaleza . Más atrás el desfile militar, que vaya a saber uno por qué, nunca deja de llamarnos la atención, tal vez porque muestra elementos que ni sabemos que existen, en una de esas porque pensamos, más allá de todo lo vivido, que quienes desfilan son o deberían ser, los protectores del país que nos contiene. Mientras todo pasa, las tortas fritas recién hechas, calentitas, que venden en una esquina, se van como agua. Los padres alzan a sus hijos pequeños sobre los hombros para que vean mejor, las madres trasladan todo lo que solamente las madres pueden trasladar. Las maestras acarrean mástiles y estandartes que los alumnos ya liberados del desfile han dejado y el mate de todos los tamaños en distintas y múltiples manos, no descansa. La banda siempre con energía marca el pulso de la tarde, incansable, hasta que aparecen los caballos dirigidos con presteza por las chinas, los gauchos y sus herencias cerrando el desfile, estampas de nuestra tierra.
Y la música ahora es el feliz cumpleaños que todos los presentes cantamos a voz en cuello, como en todo cumpleaños, para que la festejada, en este caso, se sienta agasajada. No falta la enorme torta que los pacientes esperarán compartir y que los más, dejarán pasar, juntando despacio sus sillones playeros, acomodando las imágenes, generando los recuerdos de un festejo que será único en la vida de todos.
Ayer estuvimos de cumpleaños, la ciudad en la que vivimos por nacimiento o elección cumplió 150 años, nada más y nada menos.
SEEchevarría (Poli)
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