martes, 9 de abril de 2013

ACTUALIDAD - MARTES 09 DE ABRIL 2013

Efecto del “0 kilo”: menos tránsito en los puentes y 400 desocupados

Durante el primer día de la medida el tránsito hacia Argentina se redujo a la mitad 





No se puede traer nada de Colón”, le comenta una señora a otra mientras recorre las góndolas del Super Star, uno de los supermercados más grandes del centro de Paysandú. “Nada, nada”, responde la otra, que repasa los precios como si los viera por primera vez.
Ayer empezó a regir la medida comunicada el viernes por la Dirección Nacional de Aduanas que prohíbe el ingreso al país de mercaderías para quienes permanecen menos de 24 horas en Argentina. La medida repercutió en las góndolas de los supermercados, a uno y otro lado del Río Uruguay, en el cruce de frontera, donde se redujo el tránsito, y en el bolsillo de los bagayeros, que ayer se quedaron de este lado del río, con las bolsas vacías.
El Centro Comercial e Industrial de Paysandú se reunió en asamblea y expresó su malestar con el creciente contrabando que castiga a los comercios locales. El cambio monetario favorable con Argentina hizo que muchos sanduceros, sin distinción de poder adquisitivo, cruzaran el puente hasta Colón para hacer su surtido semanal. La Dirección Nacional de Aduanas respondió con la nueva medida, que no dejó conformes ni al Centro Comercial ni a los bagayeros.
“La medida que tomó la Aduana fue la solución más antipática. Vos no podés pedirle a la gente que no cruce”, dijo a El Observador el presidente del centro comercial, Alfredo Dolce. “La gente piensa que fue una medida que pidió el centro comercial, cuando no fue así”, agregó Dolce, quien explicó que “la solución es otra”.
Para los comerciantes, la solución al problema de fondo –el desfasaje de los precios de los productos en Colón y Paysandú– es que se establezca “un trato diferencial para una situación diferencial”. Un supermercado que está en zona fronteriza con Argentina no pasa por la misma situación que uno que está en Montevideo, explica Dolce.

Por ello, debería aplicarse “exoneración de impuestos a los comercios para que los precios bajen”. Además, según el presidente del centro comercial, habría que acompañar esa medida de una campaña publicitaria que recuerde que la compra de productos en Uruguay genera divisas para el Estado que se destinan a financiar la educación y la salud de la población.

La respuesta de Dolce se produjo en la tarde de ayer, mientras un grupo de 40 bolseros se reunía a las afueras del paso fronterizo para compartir su desazón y pensar en una solución colectiva.

De bolseros a desocupados
Juan Pereyra tiene 38 años y trabaja desde hace dos décadas de bolsero. Cruza a pie el puente internacional cada día a las 7 de la mañana a buscar comestibles a Colón y regresa dos horas más tarde con la bolsa llena, para vender las mercancías en las calles sanduceras, golpeando casa por casa la puerta de sus clientes.

En la mañana de ayer fue hasta el puente, pero no cruzó. Un aduanero le entregó un papelito que decía: “La Administración de Aduana de Paysandú comunica a la población en general que por decisión de la Dirección Nacional de Aduanas a partir del lunes 8 de abril aplicará CERO KILO en las compras de régimen de tráfico fronterizo procedente de la República Argentina”. Y allí se quedó, afuera de la aduana, a compartir su desazón con otros bagayeros que contaron su bronca a El Observador.

“Es la necesidad que tenemos: queremos trabajar”, dijo Pereyra, que pronto se convirtió en la voz cantante de los bolseros, como se autodenominan. “Andamos trabajando para criar a nuestros hijos”, agregó.
Juan tiene cuatro: uno de tres meses, otro de dos años, otro de tres, y la mayor de 15. Fue canillita y también trabajó en la Intendencia de Paysandú. Pero ha sobrevivido la mayor parte de su vida trayendo mercadería desde Colón. Dice que en cada viaje gana $ 180. 

A diferencia de Juan, muchos bolseros cruzan en moto. Pero más allá de las formas, todos comparten el rencor. “Ahora nos morimos todos nosotros”, dijo Juan.  Una protesta similar se planteó en Salto, desde donde los bagayeros cruzan hasta Concordia para “hacer la diaria” (ver recuadro).

Si bien no es un trabajo formal, el grupo reunido ayer debajo del puente Internacional coincidía en que unas 400 familias carenciadas viven en Paysandú del contrabando. La mayoría recorre las calles, pero otros tienen puestos en ferias. En Paysandú hay dos: una frente a la terminal de ómnibus y otra en la calle Cerrito.
Susana Soria, una bolsera que ayer de mañana recorría las calles vendiendo camisas traídas de Argentina, planteó su malestar a El Observador. “Nos cortaron los brazos”, dijo. Además de contrabandear ropa, su hijo trae comestibles desde Colón.

Un desierto
Los bolseros señalan al Centro Comercial e Industrial de Paysandú, a las autoridades nacionales y a “los ricos” de la ciudad como las responsables de su desamparo. En cuanto a estos últimos, plantean que “no tienen necesidades, pero cruzan a buscar el surtido igual”, según Juan.

Dolce reconoce que “el contrabando no es un tema de clases sociales, sino de presupuesto”. Si un surtido que cuesta $ 4.000 en Paysandú, se consigue por $ 1.000 en Colón, a tan solo cinco kilómetros de distancia, es lógico que las personas crucen, sin importar su poder adquisitivo, agregó Dolce (ver lista de precios).

El miércoles pasaron por el  puente Internacional hacia Argentina 3.325 personas. El jueves, 3.354. El viernes, cuando en Paysandú corrió como reguero de pólvora la noticia de que se aplicaría la medida Cero Kilo desde el lunes, 3.670. Bagayeros, comerciantes y aduaneros contaron a El Observador que ese día hubo colas de hasta tres kilómetros para cruzar el puente. Los supermercados de Colón estuvieron abiertos hasta las 3 de la mañana. Era el último surtido antes de que empezara a regir la restricción. Es que los fines de semana está prohibido ingresar mercadería desde hace mucho tiempo.

Hasta el mediodía de ayer, habían pasado 591 personas por los controles migratorios de Paysandú, la mitad de los que pasan habitualmente, informaron funcionarios. “Esto es un desierto”, dijo a El Observador un policía de Prefectura acostumbrado a ver largas colas de uruguayos que esperaban para llenar el tanque de combustible, lo que se sigue permitiendo, y comprar ropa y comestibles. 

Asambleas de bagayeros


En Paysandú, los bolseros discutían ayer qué hacer. “¿Si hablamos con algún abogado para ver si esta medida es legal?”, proponía Jorge Burnes. Teniendo en cuenta que la restricción rige para las personas que cruzan la frontera en ambas direcciones en menos de 24 horas, Laura Gómez propuso: “Dormimos allá y venimos al otro día”. “Claro, acampamos”, contestó otro. En Salto, se vivió una situación similar. Antonio Filippi, bagayero de esa ciudad, dijo al portal de noticias local 10 minutos que la decisión de la aduana “afecta a los pequeños bagayeros, que son el sustento de sus familias”. En declaraciones que recogió Subrayado, Filippi agregó: “Cerca de 5.000 personas son afectadas directamente por esta medida, entre trabajadores y familiares. Queremos una solución rápida para nuestro planteo; nosotros vivimos el día a día


 http://www.elobservador.com.uy/noticia/247805/efecto-del-0-kilo-menos-transito-en-los-puentes-y-400-desocupados/

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