MUERTO POR LA TIERRA
Un campesino del Movimiento Campesino de Santiago del Estero-Vía Campesina
(Mocase-VC) fue asesinado de una puñalada ayer por la tarde en el paraje
Simbol, en el límite con la provincia de Salta, por un grupo armado que
-según denuncia el Mocase- responde a un empresario agropecuario salteño.
"La víctima, identificada como Miguel Galván, de 40 años, fue sorprendido
en la puerta de su casa por un sicario, quien extrajo un arma blanca de su
bolsillo y lo acuchilló sin mediar palabra", denunció el movimiento
campesino. Además, advirtió que Galván fue precedido por una escalada de
amenazas e intentos de desalojos violentos por parte de productores y
grupos armados de la región. Según informó al cierre de esta edición la
Policía Regional Nº 5 de Monte Quemado, "aún no se tenían datos precisos
sobre el episodio, ni tampoco se brindaron informaciones sobre el principal
sospechoso del crimen".
"La tierra la venimos heredando desde hace cientos de años, ahora nos quieren sacar, pero estamos dispuestos a defenderla, hasta la muerte".
Los ojos son duros cuando lo dice, tanto como sus manos sufridas, como la piel curtida, como la voz tranquila de quién está resuelto. No hay grandes gestos para decir la frase, es dicha con simpleza, con templanza, con humildad, desde las entrañas. La dignidad, dicen, es aquello que uno piensa que se merece. Y debe ser por dignidad la media sonrisa.
Los terratenientes no quieren algunas tierras, angurrientos de poder, las quieren todas. Las quieren por derecha o por izquierda, secas de lluvias o húmedas de sangre. Simplemente, las quieren. Abren pechos con balas, rasgan cuellos con metales a pura soberbia de puro cobardes.
Pero la tierra es nuestra, que lo entiendan de una vez.
Madre, si me matan,
que no venga el coche para los entierros,
con sus dos caballos gordos y pesados,
como de levita, como del Gobierno.
Que si traen caballos, traigan dos potrillos
finos de cabeza, delgados de remos,
que vayan saltando con claros relinchos,
como si apostaran cuál llega primero.
Que parezca, madre,
que voy a salirme de la caja negra
y a saltar al lomo del mejor caballo
y a volver al fuego.
Madre, si me matan,
que no venga el coche para los entierros.
Madres, si me matan,
y muero en los bosques o en mitad del llano,
pide a los soldados que te den tu muerto;
que los labradores y las labradoras
y tú y mis hermanas, derramando flores,
hasta un pueblo manso se lleven mi cuerpo;
ábreme la herida, ciérrame los ojos
y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo
y esa pobre mano por la que me matan,
pónmela en la herida por la que me muero.
Y una palabra: JUSTICIA
escriban sobre la tumba
Y un domingo, con sol afuera,
vengan la Madre y las Hermanas
con nardos, violetas y cuencos de agua
y hombres y mujeres del pueblo cercano
que digan mi nombre como de su casa
y alcen a los cielos cantos de victoria,
Madre, si me matan.
Fragmento de Canto de los hijos en marcha
de Andrés Eloy Blanco
Un campesino del Movimiento Campesino de Santiago del Estero-Vía Campesina
(Mocase-VC) fue asesinado de una puñalada ayer por la tarde en el paraje
Simbol, en el límite con la provincia de Salta, por un grupo armado que
-según denuncia el Mocase- responde a un empresario agropecuario salteño.
"La víctima, identificada como Miguel Galván, de 40 años, fue sorprendido
en la puerta de su casa por un sicario, quien extrajo un arma blanca de su
bolsillo y lo acuchilló sin mediar palabra", denunció el movimiento
campesino. Además, advirtió que Galván fue precedido por una escalada de
amenazas e intentos de desalojos violentos por parte de productores y
grupos armados de la región. Según informó al cierre de esta edición la
Policía Regional Nº 5 de Monte Quemado, "aún no se tenían datos precisos
sobre el episodio, ni tampoco se brindaron informaciones sobre el principal
sospechoso del crimen".
"La tierra la venimos heredando desde hace cientos de años, ahora nos quieren sacar, pero estamos dispuestos a defenderla, hasta la muerte".
Los ojos son duros cuando lo dice, tanto como sus manos sufridas, como la piel curtida, como la voz tranquila de quién está resuelto. No hay grandes gestos para decir la frase, es dicha con simpleza, con templanza, con humildad, desde las entrañas. La dignidad, dicen, es aquello que uno piensa que se merece. Y debe ser por dignidad la media sonrisa.
Los terratenientes no quieren algunas tierras, angurrientos de poder, las quieren todas. Las quieren por derecha o por izquierda, secas de lluvias o húmedas de sangre. Simplemente, las quieren. Abren pechos con balas, rasgan cuellos con metales a pura soberbia de puro cobardes.
Pero la tierra es nuestra, que lo entiendan de una vez.
que no venga el coche para los entierros,
con sus dos caballos gordos y pesados,
como de levita, como del Gobierno.
Que si traen caballos, traigan dos potrillos
finos de cabeza, delgados de remos,
que vayan saltando con claros relinchos,
como si apostaran cuál llega primero.
Que parezca, madre,
que voy a salirme de la caja negra
y a saltar al lomo del mejor caballo
y a volver al fuego.
Madre, si me matan,
que no venga el coche para los entierros.
Madres, si me matan,
y muero en los bosques o en mitad del llano,
pide a los soldados que te den tu muerto;
que los labradores y las labradoras
y tú y mis hermanas, derramando flores,
hasta un pueblo manso se lleven mi cuerpo;
ábreme la herida, ciérrame los ojos
y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo
y esa pobre mano por la que me matan,
pónmela en la herida por la que me muero.
Y una palabra: JUSTICIA
escriban sobre la tumba
Y un domingo, con sol afuera,
vengan la Madre y las Hermanas
con nardos, violetas y cuencos de agua
y hombres y mujeres del pueblo cercano
que digan mi nombre como de su casa
y alcen a los cielos cantos de victoria,
Madre, si me matan.
Fragmento de Canto de los hijos en marcha
de Andrés Eloy Blanco
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